El sexto día de estancia en Egipto, nos recogieron en autobús en el hotel y nos llevaron hasta el Templo de Denderah, que se encuentra a unos 90 kilómetros de Luxor.
El camino fue, como poco, peculiar, porque pasamos cerca de 10 controles policiales, nos cruzamos con camionetas que llevaban a chavales cogidos por fuera, viajando a bastante velocidad, adelantábamos casi sin mirar... Otra experiencia más, sin duda.
El Templo de Denderah, dedicado a la diosa Hator, la diosa del amor, la belleza, los placeres sensuales, patrona de la música y la danza, es, probablemente, uno de los templos mejor conservados de Egipto, al menos en lo que a su estructura se refiere.
Esta diosa, se suponía, estaba casada con el dios Horus, de Edfú, y existía un ritual por el que se decía que en la fiesta denominada "La Buena Reunión", la diosa abandonaba el Templo, se dirigía al Templo de Edfú y tras dos semanas de celebración, se casaba con Horus y se volvía a su morada. (Era, sin duda, un matrimonio un tanto triste. Y un tanto extraño, porque significaba que se casaban todos los años de nuevo).
Es un templo relativamente joven, construido al final del período faraónico, por los tolomeos, que conserva su tejado de piedra y columnas, cámaras oscuras, criptas y escaleras de caracol.
La lástima es que hay partes que están muy oscurecidas, debido a los fuegos que prendían los cristianos. (Además, como en tantos otros templos, dedicaron su tiempo a picar la cara de los dioses y faraones).
La Sala hipóstila exterior estaba en plena rehabilitación, y la parte por la que ya habían pasado tenía un aspecto mucho más recuperado, llena de bonitos colores. Por la que no, presentaba el aspecto de la foto de encima. Casi no parecen pertenecer al mismo sitio.
Intenté hacer una foto en la que no aparecieran todos los andamios que llenaban la estancia, y lo que salió fue la foto de la izquierda.
Cuando terminen de rehabilitar el templo, va a ser tremendamente precioso de visitar.
Es curioso ver como todos los cartuchos del templo están en blanco. Esto es porque se construyó al final del período tolemáico, en el que había mucha inestabilidad política, y los picapedreros no querían picar el nombre de un faraón dentro de un cartucho que iba a desaparecer en breve. (Hay que tener en cuenta, además, que las noticias no corrían en aquellos tiempos como ahora. Que lo mismo se entaraban un año después de que había muerto un faraón y tenía otro nuevo).
En la planta de arriba hay dos pequeñas salas en las que encontramos tres cosas interesantes. Una imagen bastante alucinante de la diosa Nut en el techo de la primera sala, cuya cabeza aparece en la foto de la izquierda. Aunque está un poco carbonizada, es realmente chula y el cuerpo de la diosa recorre todo el techo, de un lado a otro de la estancia. Merece la pena verlo.
No sé si lo he dicho antes, pero Nut se comía el sol por la noche y lo expulsaba por la mañana, para que volviera a nacer un nuevo día. Me parece una de las imágenes más bonitas de la mitología egipcia. La diosa preocupada porque los días y las noches se fueran sucediendo y tuvieran el orden prestablecido.
En la misma sala, encontramos un modelo en escayola del famoso "zodiaco de Denderah", cuyo original se encuentra, aunque parezca increíble, en el Museo del Louvre en París. (Porque una cosa es que cojas un collar y te lo lleves, o un sarcófago, o determinadas piezas pequeñas y te las lleves para exponerlas en un museo con gusto, pero otra muy distinta es arrancar una parte de un templo y llevártelo para que lo puedan ver en tu país. El único lugar donde debería estar el original "zodiaco de Denderah" es en el Templo de Denderah, no en ningún museo, y mucho menos en un museo fuera de Egipto).
En la sala siguiente, a la que se accede a través de la anterior, se encuentran grabados de lo que me he tomado el placer de calificar como las primeras escenas porno de la historia. Sólo hay que mirarlas con un poco de detenimiento para darme la razón.
Cuentan la historia de como la diosa Hathor y el dios Horus, o quizás Isis y Osiris, no recuerdo bien, se acostaban juntos para tener pequeños diositos. Lo alucinante era que Osiris, creo que era éste y no Horus, no tenía pene, porque si recordais la historia, Seth se lo cargó y como era un maligno, lo troceó, e Isis, su mujer, encontró todas las partes y las pegó, excepto el pene, que lo tomaba prestado de otro dios, que ahora me es imposible recordar, que se lo llevaba a través de un águila. (Imagen que aparece en la última fotografía).
A la izquierda se ve el pasillo por el que se bajaba de la segunda planta. Se subía por un pasillo similar, pero por el otro lado del templo.
Y éstos son Ismael y Carla, con los que tantos nos reímos la noche anterior, en nuestro espectacular ridículo en Luxor.
Como se ve, hay algunas partes mejor conservadas que otras. Éste es el principal problema de este templo, que han quemado tantas cosas en su interior que tiene prácticamente negros todos los grabados de las paredes.
En el exterior del Templo de Hathor, se encuentra un pequeño templo, dedicado a Isis, de tiempos de Octaviano, el emperador Agusto y gran rival de Cleopatra.
Y bueno, probablemente este pequeño "hombrecillo" tallado en la roca sea lo más gracioso que vimos tallado, casi en todo el viaje.
Por último, una de las mejores cosas de este templo es que no hay demasiados turistas, y puedes disfrutarlo bastante bien. No es que esté vacío, no creo que haya ningún lugar vacío en todo Egipto (exceptuando el desierto), pero comparados con el resto de sitios más típicos a los que habíamos ido antes... fue una gozada!
Como detalle final, no me queda más remedio que hacer un comentario sobre el guía que nos acompañó en esta excursión.
Era más jovencillo que Magdy, tendría unos 30 y pocos años, pero muy, muy musulmán y tradicional. No estuvo enseñando algunos vídeos sobre bailarinas de danza del vientre. Bailarinas profesionales que, como tales, van vestidas con tops y pañuelos bastante bonitos. El hombre nos estuvo explicando que esas mujeres estaban muy mal vistas por los hombres. Así es como empezó, para terminar diciendo que eran unas putas. También nos explicó que ya no estaba mal visto que las mujeres se vistieran con pantalones, siempre que siguieran sin enseñar absolutamente nada, excepto un poco la cara.
Carla y yo, que ibamos con camiseta de tirantes (no muy escotadas, pero de tirantes) y yo que iba con pantalones cortos, nos mirábamos preguntándonos lo que aquel hombre pensaría de nosotras. Miedo me dio preguntarle, por lo que pudiera pasar.
1 comentarios:
Vuestro pequeño hombrecillo es el gran dios Bes, protector de las parturientas y de los recién nacidos.
¿No visteis las famosas "bombillas de Dendera"?
Publicar un comentario