Bucear en el Mar Rojo es impresionante. Deben tener razón cuando dicen que es uno de los tres mejores lugares del mundo para bucear. (Tailandia y Australia creo que son los otros dos). Y eso que sólo buceé cerca del arrecife, no fui a los parques naturales que hay en la zona, en los que puedes ver 5 tipos de arrecifes de coral (yo vi cuatro, creo) y hasta 1000 especies diferentes de peces (yo no vi tantos, pero los que vi son preciosos, coloridos, de formas llamativas, no como los del Mediterraneo).
El día siguiente a la paliza del Monte Sinaí planeábamos levantarnos temprano para ir a bucear a las 9. Y lo hicimos. Nos levantamos a las 7 y media, más o menos, desayunamos y nos acercamos al centro de buceo, en el que habíamos estado preguntando el día anterior.
(Por cierto, bucear en Sharm el Sheik no es barato. Casi diría que es más caro que en Tarifa, el otro lugar en el que hemos buceado).
En fin, que desayunamos, nos plantamos en el centro de buceo, y nos dieron un traje de neopreno!!! Sí, era de pantalones cortos, pero para bucear en un agua que está, de media, a 25º me pareció un poco exagerado.
En fin, que vestidos con el neopreno, pasando más calor que nadie, nos dirigimos a la playa para alcanzar la pasarela. Todo esto cargando con las bombonas, que pesaban más que un muerto.
Como Carlos, el pobre mío, se agobia con el calor de una manera que no es normal, y además habíamos desayunado apenas media hora antes, se le revolvió el estómago y no pudo bucear, además porque el instructor era un gordo borde que no quiso esperarlo ni cinco minutos, a pesar de que en el briefing nos dijo que nos tomáramos nuestro tiempo para adecuarnos al agua, a la temperatura (25º!!! tenía calor con el traje incluso debajo del agua!!! acostumbrada a las fresquitas aguas de Tarifa...) y a salinidad de la misma, porque además, es que Carlos no se hundía. En fin, que a pesar de que me dio un poco de coraje, sobre todo porque el gordo fue muy borde con nosotros, yo sí buceé, y Carlos se quedó en la pasarela, con más mala cara que nadie. (Menos mal que no nos cobraron nada, porque si no hubiera mandado bien lejos al gordo con todos sus kilos! Y no es que yo tenga nada en contra de los gordos, es que, supuestamente, no se puede bucear con sobrepeso, y este hombre tenía un grave problema de sobrepeso).
Aparte de esto, que no me gustó demasiado, la verdad, acostumbrada a como nos trataron en Tarifa y a como estamos acostumbrados los españoles a tratar a los turistas, la inmersión fue espectacular. Realmente no ves muchísimo más que haciendo esnorkel, porque estuvimos cerca del arrecife, bajando sólo a 15 metros (en realidad yo sólo puedo bajar a 18 metros con mi titulación así que, en realidad, no estuvo mal la cosa), pero vimos un par de peces manta chulísimos bajo algunos corales y otros peces chulísimos, nadando justo a tu lado.
También vi un pez como el de la foto de arriba, un pez león, como nos dijeron al día siguiente, cuyo veneno es, al parecer, mortal si no tienes acceso al antídoto. (Que supongo yo que tendrán en el hotel). Menos mal que la lección de no tocar a ningún bichito que te encuentres bajo el mar del curso de buceo me la aprendí bastante bien.
P.D.- Las fotos son un poco cutres, porque están hechas desde fuera, con mi cámara normal. Me hubiera gustado comprar una cámara acuática, que las vendían de usar y tirar baratuchas en el hotel, pero a saber cómo hubieran salido las fotos... De todas formas, no sé si volveré a Egipto o si lo haré pronto, pero sí sé que volveré a Sharm el Sheik para pasar una semana de descanso, buceo y sol. Sólo buceo y sol. Pues me quedé con las ganas de ir al Parque Natural Ras Mohammed, además de visitar otros puntos de la península del Sinaí. Bueno, quizás no vaya a Sharm el Sheik, sino a otros sitios menos masificados turísticamente, con menos rusos, y más baratos.