Egipto Día 2. El Poblado Nubio

En Aswan hay realmente un montón de cosas que ver. En la ciudad y la orilla oriental tenemos el Museo de Nubia, el Cementerio Fatimí, el Obelisco Inacabado y el Parque de Esculturas. En el río, la Isla Elefantina, los Pueblos Nubios, el Museo de Aswan y ruinas de Abu y el Jardín Botánico. En la orilla occidental, el Mausoleo de Aga Khan, el Monasterio de San Simeón, las Tumbas de los Nobles y la Cantera Occidental. Y seguramente se me estará escapando más de una cosa.
Realmente no vimos demasiado, así que muchas de estas visitas quedan pendientes para la próxima vez.



Después de comer, (la mañana la invertimos en el viaje de regreso desde Abu Simbel) nos montamos en una Faluca, que es la típica embarcación velera egipcia para dar un paseo por el río Nilo y ver la Isla Elefantina, el Jardín Botánico y algo más según el programa, pero ahora mismo no recuerdo qué.
La Isla Elefantina, realmente, no vale demasiado. Al menos vista desde el río. No sé, no me impresionó en absoluto. Creo que hubo montones de cosas más bonitas e interesantes a lo largo del viaje.
En ella se sitúa el primer asentamiento de Aswan, y la fortaleza que se construyó en ella estableció la frontera meridional de Egipto a comienzos de la primera dinastía (3000 a.C). Desempeñó un papel importantísimo en el comercio de marfil y se le consideró un punto estratégico esencial en el ámbito militar. Pero ahora, lo único que se ve es una torre de cemento feísima construida no hace mucho en la que iban a poner un restaurante (el más feo de la ciudad, sin duda) que al final se quedó en nada.
Desde la Faluca, que dicho sea de paso, como no hacía viento, iba remolcada por una lancha motora a la que después nos subimos para llegar al poblado Nubio, también vimos el Jardín Botánico.



Desde el río se ve bonito, aunque para ser sincera, el Jardín de La Concepción en Málaga me gustó más (y no es que me tire la sangre, que el día que fui a verlo me estuvo picando cada centímetro de piel). Aunque quizás es porque no entramos, sino que simplemente lo vimos desde el río. Estuve buscando las palmeras blancas que mis suegros me había dicho que había, pero no las encontré, y nuestro guía tampoco nos dijo nada al respecto, así que me las perdí. Ohhhhh! Otra cosa que nos queda por ver.
En lo que nuestro guía sí hizo mucho hincapié fue en el Mausoleo de Aga Khan, al parecer el 48º imán de la secta ismlaí (quizás porque le tocaba más de cerca, porque realmente no creo que este tipo fuera TAN importante). Al parecer, Aswan era su sitio preferido para pasar el invierno, porque seguramente no le gustaría el invierno, y Aswan en invierno debe ser como un verano cálido en el norte de España.


Lo que sí me pareció bonito fueron las Tumbas de los Nobles, sobre todo a la vuelta, cuando ya era de noche y estaban todas iluminadas. (No hay foto de este momento porque de noche y con el barco en marcha iban a salir una porquería, así que... para eso, ni me molesté en sacarlas, y simplemente disfruté de la vista).
Según la guía Lonely Planet, las más importantes, o las que están abiertas al público, son: Tumbas de Meju y Sabni, Tumba de Sarenput II, Tumba de Harjuf, Tumba de Hekabi y Tumba de Sarentup I.
Y al parecer, siempre según la guía, no están vacías por dentro, sino que tienen relieves, algunas conservan sus colores originales, hay columnas, diferentes salas... En fin, como un Valle de los Reyes pero muy en chiquitito y sin tanta fama e importancia. (Esto último lo añado yo, aunque sin conocimiento de causa, porque como ya he dicho, simplemente las vimos desde la falúa (o faluca, que ambos son correctos), así que no tengo ni la más mínima idea de cómo serán por dentro.



A esta altura, nos cambios a la barquita a motor que nos estaba remolcando, porque para llegar al Poblado Nubio teníamos que atravesar la Primera Catarata, y con la faluca iba a ser imposible.
Como aclaración hay que decir que a lo que los egipcios llaman cataratas no es exactamente una catarata, al menos entendidas como las del Niágara. Simplemente, son pasos complicados del río, en los que hay rocas (algunas más grandes y otras más pequeñas) que hay que sortear.
Nuestro habilidoso conductor lo hizo sin problema.


A lo largo del río nos encontramos con familias pasando el día en la orilla, niños (y no tan niños) bañándose en el río, chavalines en pequeñas barquitas, con sus propias manos como remos, que se enganchaban a la embarcación y al saber que éramos españoles, nos cantaban un popurrí de música de lo más española: macarena, aserejé, mayonesa... (Clásicos de ayer y de hoy).
Un poco antes de llegar al Poblado Nubio en sí, paramos en una playa, donde podías elegir o bien coger un camello para llegar al pueblo Nubio o seguir en el barco, y lugar en el que nos bañamos en el río.







Según la guía, nos arriesgamos a coger Esquistosomiasis (que suena realmente mal), pues en el lugar donde nos bañamos no había nada de corriente.
Un hecho que me sorprendió es la rapidez con que el río se hace profundo. En dos pasos ya te cubre y pasas de que te llegue el agua por la cintura a no hacer pie.
La temperatura estaba bastante bien y el baño se agradeció bastante por las temperaturas infernales a las que nos estábamos enfrentando en esas latitudes.
Finalmente llegamos al pueblo Nubio. Nosotros en barco, que tampoco nos hacía una ilusión especial montar en camello. Allí te llevan a una casa típica, hecha de adobe, y con el desierto como alfombra, te ofrecen té, sisha para fumar, te haces fotos con un cocodrilito, y cotilleas un poco la casa.



Cosas importantes. Este poblado Nubio es el único que queda hecho realmente de adobe (aunque según la guía Lonely Planet quedan dos, Siou y Koti, pero no sé yo si está hablando de lo mismo), pues al quedar al norte de la Presa Alta de Aswan (recordáis, ésa tan maravillosa pero cuya creación inundó tantísimas cosas al sur de Egipto). El resto de poblados fueron trasladados más al norte, por debajo de la presa, pero ya no construyeron sus casas con adobe sino con ladrillo, así que ya no tienen tanto encanto.
La forma en que los Nubios construyen sus casas es empezar por un amplio salón, un dormitorio y una cocina, y después ir añadiendo dormitorios a medida que van teniendo más hijos y los van necesitando.






El suelo está cubierto de arena, pero no de la playa, que era mucho más fina, sino traída del desierto, con un grano más gordito.
Cada noche, el último en acostarse, alisa la arena, de manera que al día siguiente saben si algún animal o persona ha entrado en la casa, porque no hay manera de esconder las huellas en ese caso.
Otro dato curioso es que los Nubios son una comunidad pseudohippy. Quiero decir, su economía es común. El dinero que ganan es compartido por la comunidad, y además tienen un fondo común, al que van aportando algo cada mes, que después será utilizado en caso de que algún miembro de la comunidad tenga algún problema o lo necesite para casarse, por ejemplo.
También es una sociedad patriarcal, y cuando hay alguna disputa entre sus miembros, es el más anciano el que decide quién lleva la razón.
Lo único malo es el acoso al que te ves sometida en cuanto llegas a cualquier sitio. Nos pasó tanto en la playa como aquí. Y en realidad en cualquier rincón turístico del país. Lo malo es que creo que es incluso contraproducente, pues ni siquiera te "permiten" que mires lo que están vendiendo para decidir que quiéres. En cuanto preguntas el precio, estás perdido.



Excepto por ese detalle, la excursión me gustó muchísimo, porque es interesante ver cómo viven, dónde viven, cómo se organizan, cómo son sus casas.
Y ver a estas niñas tan guapísimas que aparecen en la foto.




Y lo que también me encantó fue la decoración de las paredes del salón, con lo sosísimas que las tenemos en España...