Egipto Día 10. Petra (Jordania)

El sábado 24 de octubre, temprano (sobre las 4 de la mañana) nos recogieron en el hotel para llevarnos al aeropuerto. Dejábamos Egipto por unas horas para visitar la impresionante y fascinante ciudad de Petra, en Jordania, una de las nuevas Siete Maravillas del Mundo. Título completamente merecido.



Una hora tarde, nos llevaron hasta la cafetera con alas que se ve sobre estas líneas. Cuando nos acercábamos, más de uno rezó para que no fuera nuestro avión, pero sí. Y, además, el vuelo fue estupendo, muy suavito, sólo un poco ruidoso.Y, lo mejor, nos dieron un zumito y un croissant relleno de chocolate en un vuelo de a penas 35 minutos!!!
Llegamos al aeropuerto de Aqaba, ciudad, bastante turística, por lo que pudimos ver desde el avión (y después en "Españoles por el mundo"), en la que los taxis son verdes. (Es que desde arriba empezamos a ver coches verdes por todas partes y nos llamó bastante la atención, la verdad).
Creemos que el aeropuerto lo abrieron para nosotros, porque no había ningún avión más, y nadie más en la terminal que los agentes que nos sellaron el pasaporte. (Creemos que después lo volvieron a abrir para nosotros cuando regresamos por la tarde).
Desde Aqaba hasta Petra hay unas dos horas y media de camino, a través del desierto jordano, muy interesante de ver. (A la vuelta, en el programa "Españoles por el mundo" vi que hay poblados beduinos en los que puedes pasar la noche, compartiendo su manera de vida y conociendo su cultura más a fondo. Para la próxima vez, buscaré información sobre este alojamiento, porque me pareció realmente interesante y digno de experimentar).



Por el camino paramos junto a esta roca (que también apareció en el programa), que nos dijeron que se parecía al Titanic... siendo sincera, yo sigo sin verlo, ni en persona, ni con las fotos, ni nada de nada. Aunque bueno, para ser honestos, hay que decir que los jordanos son gente de mucha imaginación, pues en las rocas de Petra ven elefantes, peces, delfines...



Después de esta parada, nos dejaron en una tienda de suvenirs bastante caros, en la que el conductor del autobús debía llevarse comisión por cada compra, pues se quedó junto a la caja viendo lo que cada uno de nosotros (identificado con una bonita pegatina en la ropa) compraba.
Y por fin, tras superar una curva en la carretera, en la que todos nos vimos rodando por la loma de la montaña, llegamos a Petra.



Antes de llegar al Siq, ya encuentras algún que otro monumento, a los que se les dan unas explicaciones alucinantes... Hay dos opciones: o tienen mucha imaginación, o debido a que en Petra estuvieron viviendo personas hasta hace dos telediarios (hay gente de mi edad, 28 años, que nació en cuevas) se ha transmitido de boca en boca.



Nuestra guía, que sí hablaba bien inglés (no como el de Santa Catalina), nos explicó que los nabateos construían grandes tumbas, porque creían que la vida verdaderamente importante es la que había después de la muerte. Sus casas, para esta vida, simplemente eran cuevas en la roca. Bueno, cuevas en la roca o simple tiendas de campaña, similares a las usadas hoy día por los beduinos del desierto.
Cada uno de los triángulos que hay sobre la tumba de la foto de arriba representa a una persona enterrada.



La entrada a la antigua ciudad se hace a través del Siq, una garganta aparecida en la roca debido a las fuerzas tectónicas. El Siq es, sencillamente, impresionante. Una maravilla en sí mismo.



Este punto es, oficialmente, la entrada a la ciudad, el comienzo del Siq. Se puede ver restos del arco que otrora estuvo en pie.



A lo largo del Siq, se encuentran las tuberías que llevaron el agua hasta la ciudad. Cortando el agua que corría por estas tuberías fue como los romanos consiguieron vencer a los antiguos habitantes de Petra, los nabateos.



En algunos puntos, la garganta llega a medir hasta 210 metros de alto.






Esto es, supuestamente, un altar.
Si sólo te dijeran esto, te lo creerías y punto, porque realmente sí tiene forma de altar. Pero es que, además, te añaden todo lo que había dentro y delante del altar: el velo que lo cubría, la imagen que había, las ofrendas que ponían... Y claro, todo esto, o está escrito en alguna parte, o se ha transmitido de boca en boca, o le han echado una imaginación que no me veas!





Y aquí la piedra que parece un pez o un elefante, en función del lugar desde el que la mires.







(Hubo un problemilla con esta foto, porque el mismo objetivo le hizo sombra al flash. Me ha pasado más de una vez, así que tendré que investigar para seguir mejorando. Al fin y al cabo, era el primer viaje que hacíamos con la cámara).
De todas formas, la altura de la garganta es, en ciertos puntos, muy impresionante.



En todas las culturas tienen árboles de la vida. A pesar de verse poco, (no es cosa de la foto esta vez, sino que está así de delicadamente tallado en la roca) es realmente muy bonito.



Éstos no me acuerdo quiénes eran, pero en el primero se diferencian bien los pliegues de la ropa, las tiras de las sandalias... por lo que deben haber sido esculturas realmente bonitas.



La tubería que mostré anteriormente se divide en dos para abastecer dos sitios distintos de la ciudad.





Y por fin, después de mucho andar (una caminata maravillosa, por otra parte), se atisba el Tesoro.



Una maravilla, que esconde el Santo Grial (como nos demostró Indiana Jones).



Los "huecos" en la pared a los lados de la impresionante fachada son escalones hacia la otra vida, que deberán seguir los jinetes que se encuentran junto a los caballos, que no sobre ellos.





Como en el Sinaí, también tenías la opción de volver en camello. Quizás si hubiéramos ido hasta el final de la ciudad de Petra hubiéramos estado demasiado cansados, pero como sólo llegamos (por cuestiones de tiempo) al teatro romano, ni siquiera nos lo planteamos. Además de que, como en cualquier lado, seguro que al final te piden hasta los riñones, antes de dejarte bajar del camello.



Y éstos los "piratas" que gestionaban los camellos. Parecen sacados de "Piratas del Caribe".



Y volviendo a lo arqueológico, éste es el interior del Tesoro. Por una de esas puertas debió colarse Indi para buscar el Santo Grial. No hemos visto la película de nuevo todavía desde que volvimos del viaje, pero creo que ya va siendo hora.





Y esto otra cámara subterranea que descubrieron recientemente.



Pero el Tesoro no es lo único bonito que encuentras en la ciudad rosada.



Un ejemplo de los distintos colores de roca que se encuentran en Petra.
En todas las tumbas de los nobles encontramos escaleras talladas en la roca. Son el camino hacia la otra vida que debían seguir los allí enterrados.





Y como siempre ha habido clases, éstas son las tumbas de los pobres.



Y, por último, el Teatro.



Lo construyeron los nabateos con una capacidad de unas 3500 personas y lo ampliaron los romanos a 8000 localidades.
El guía nos dijo que el número de localidades significaba un porcentaje de la población total de la ciudad (no en este caso, sino en todos, al parecer), pero no consigo recordar de qué porcentaje se trataba, y he buscado en Internet, pero no he tenido suerte. Si alguien puede ayudarme...









Y esta debe ser la tumba del perro de la familia real... ;o)



De izquierda a derecha: Carla, Cristina, Yo, Ismael y Guillermo. Compañeros de viaje.

Aunque sólo llegamos hasta el Teatro, a una hora de allí se encuentra lo que se conoce como el Monasterio, ascendiendo desde la calle de las Columnas.
No nos dio tiempo a verlo porque teníamos que volver para coger el avión.
Realmente no lo entendí, porque el avión era alquilado, más o menos, para la excursión, lo retrasaron una hora porque habíamos salido una hora tarde, por lo que podían haberlo retrasado un par de horas más. Además, después estuvimos esperando a los pilotos más de una hora en el aeropuerto, en el que ni siquiera había una tienda de chucherías.
Mi recomendación es, sin duda, pasar la noche en Petra: ver la ciudad durante el día con tranquilidad, llegar a todos los lugares maravillosos que existen allí y, después, volver a visitarla por la noche, recorrer el Sig iluminado con velas y escuchar música beduina frente al Tesoro.