Mira que a mí, especialmente, no me gusta el puchero. Sobre todo porque cuando Carlos lo hace en la olla normal, eso más que un plato de comida, es un plato de grasa, que te mira diciéndote: sí, sí, cómeme, que me voy a pegar a tus arterias como en los anuncios del danacol... Pero esta vez, que lo hicimos en la olla rápida, no sé si por eso, o porque tenía menos tocino y demás, ha salido más clarito, y me ha gustado más.
He de reconocer que las llemitas, que creo que son los ovarios de la gallina antes de que se conviertan en huevo, era algo que no conocía antes de llegar aquí. Tampoco es que me apasione su sabor, pero son "fotogénicos" y ofrecen un contraste interesante junto a los higadillos.
Es verdad que a la foto le falta profundidad, pero estaba cocinando (bueno, ejercía de pinche, para ser sincera) y tampoco tenía tiempo de controlar los parámetros de la cámara.
Una vez cocido, junto con la verdura del puchero, tienen este aspecto.
Y esta es la pringá. Con la que voy a hacer unas croquetas... que quitarán el sentío!! Qué ganas tengo!!
Y sólo falta una foto del resultado final. Bastante bueno, hay que decirlo.
Y ahora voy a hacer una lubina a la sal. Rica, rica!!