Tras visitar el Templo de Kom Ombo, en el que seguimos comprendiendo que nos engañaron cuando nos dijeron que octubre era la mejor época del año para visitar Egipto (pues la visita fue de 9 a 10:30 y hacía un calor insufrible), volvimos a la motonave y seguimos Nilo abajo, hacia el norte (aunque a mi esto me parece una incongruencia, hacia abajo y hacia el norte), camino de Edfú, donde nos esperaba el siguiente templo del camino.
Pero antes, estuvimos disfrutando de la piscina, a la que parecía que le echaban cubitos de hielo, porque no se podía entender cómo algo tan pequeño no se calentaba estando todo el día al sol y con el calor que hacía, y estuvimos disfrutando de las magníficas vistas que ofrece el Nilo. Es alucinante. Sólo las vistas que se disfrutan ya hacen que merezca la pena el crucero por el Nilo. Y si a esto le sumas la visita de tantos monumentos impresionantes...
Y por el camino te encuentras "monumentillos" tallados en la roca, que lo mismo lo hicieron hace dos días o hace dos mil años, pero que igualmente son bonitos.
Por la tarde, sobre las 3 o así, llegamos a Edfú. Hay quien pensará que atardeciendo sobre las 5 y media y siendo de noche absolutamente a las 6 y media, las 3 deben ser una buena hora para visitar un templo. Y nada más lejos de la realidad. Seguía haciendo calor. Mucho calor.
El Templo de Horus de Edfú, construido en una loma sobre el ancho valle, se ha librado de ser destruido por las inundaciones del Nilo y es el templo egipcio que se ha preservado más completamente. (Al parecer en éste, según la guía Lonely Planet, también se puede subir a la parte de arriba, previo pago de la consabida tasa al guardia de turno, pero yo no encontré la manera, que no me hubiera importado pagar un par de euros por ver la parte de arriba. Digo también porque en el Templo de Denderah, al que fuimos un par de días después, sí que se podía subir a la parte de arriba porque está perfectamente conservado también).
Los grabados se encuentran bastante bien conservados (aunque por culpa de que no controlo la cámara demasiado bien y menos aún el flash de la cámara, en muchos casos no se ven nada bien), y según la guía, ayudaron muchísimo a los egiptólogos a saber más sobre los rituales del templo y el poder de los sacerdotes (que cuando te paras a pensar, te parecen peor aún que los faraones).
La foto anterior, y las siguientes, están tomadas en el Pasillo de la Victoria, que discurre entre el templo y los enormes muros protectores del recinto. Los grabados, al parecer, son una representación del combate entre Horus y Set (acordaros que hablé de ellos en el Templo de Philae) en la fiesta anual de la Victoria.
Set está representado como hipopótamo (no se ve en las fotos, pero para cuando vayáis, que sepáis que está ahí), pero con un tamaño diminuto (así que tendréis que buscar), para hacerlo menos amenazador. (Recordar que Set era el malo de la historia, por lo que tenían que ridiculizarlo lo más posible). La representación termina con los sacerdotes cortando un pastel en forma de hipopótamo (míralos ellos que modernos) y comiéndoselo para destruir totalmente a Set.
Volviendo al interior, al fondo del templo, encuentras una reproducción moderna de la barca de madera en la que se sacaba la estatua de Horus en procesión durante las festividades. (Que si se creían los cristianos que habían inventado algo con la Semana Santa... riete tú!).
Repasando la información de la guía (que ahora que lo pienso, tenía que haber leído más detenidamente, que hubo partes que casi me estudié y otras que sólo me leí por encima), he aprendido mucho sobre la disposición de los templos.
Ah, bueno, hay que decir que éste es también un templo tolemaico, arcaico ya cuando se construyó, que empezó Tolomeo III y terminó 180 años después, Tolomedo XII Neo Dioniso, padre de Cleopatra VII (que es la famosa, creo). Éste mismo ya había terminado otros templos. Que si lo piensas, era un oportunista, seguro que se iba cargando a sus antecesores para llevarse la gloria de sus construcciones, y su poder, sus riquezas, sus privilegios... (No quiero mancillar el nombre de Tolomeo VII, no sé si mató a nadie, pero es que era bastante normal. Al fin y al cabo, ganaban mucho si se cargaban al que mandaba, y el sistema de justicia por aquel entonces dejaba mucho que desear).
Bueno, volviendo a la disposición de los templos. Éste está compuesto por el Patio de Sala Hipóstila Exterior, con 12 columnas y donde está tomada la foto anterior, en la que se encontraba la Biblioteca del templo, donde se conservaban los textos rituales, y la Sala de las Consagraciones; la Sala Hipóstila Interior, con 12 columnas también, en la que se encuentra el Laboratorio, donde se elaboraban y almacenaban los perfumes e inciensos, cuyos ingredientes se enumeran en las paredes (me pregunto si las esencias que te venden en las tiendas y que te dicen que crean aquí siguen realmente alguno de estos ingredientes); y al fondo, el Santuario de Horus, con la primera y segundo antecámara, donde todavía está el monolito de granito pulido que albergaba la estatua de oro de Horus (que mira como está no se ha conservado, porque los cristianos y posteriores, mucho mancillar los templos, picar las paredes y destrozar el patrimonio de la humanidad que hay en Egipto acumulado, pero sí que cogían las cosas de valor y se las quedaba). Al parecer es desde esta última sala por donde se sube a la parte superior del templo, pero como ya he dicho, yo no encontré la manera de hacerlo.
Como no me gusta ser convencional, voy a terminar por donde debería haber empezado, mostrando las estatuas de Horus en su forma de halcón, que custodian la puerta de entrada del pilón de 36 metros de alto. Sus muros están decorados con relieves colosales de Tolomeo XII Neo Dionisio, el que terminó el templo, agarrando a sus enemigos por el cabello ante Horus, a punto de romperles el cráneo (qué agresividad), que es la clásica pose propagandística del faraón. (Nada mejor que meterles miedo tanto a sus súbditos como a sus enemigos, aunque el faraón fuera un enclenque incapaz de retorcerle el cuello a un pollo! Que al igual que antes, sólo son comentarios difamatorios sin sentido ninguno, que no recuerdo ahora si este Tolomeo fue un cobarde o un valiente).
Como detalle final, los vendedores de la entrada (cuyos puestos tienes que atravesar obligatoriamente al entrar y salir del templo) merecen una especial mención. Si a lo largo de todo Egipto te das cuenta de que la palabra agobiar no se la explicaron bien, porque te repiten una y otra vez: "Mirar no agobiar", pero en cuanto te detienes lo más mínimo ya los tienes acenchándote e intentándote vender absolutamente todo (y a precios desorbitados), aquí se llevan la palma.
Cuando entras, te "regalan" pañuelos. Obviamente, cuando ya llevas un par de días en Egipto, has aprendido que jamás un regalo es un regalo, y los rechazas inteligentemente, aunque tengas que prácticamente tirarlos al suelo delante de ellos porque te lo enganchan como pueden. Este "regalo" es la manera que tienen de identificarte a la salida, dándoles el derecho a venderte lo que les de la gana, al parecer, y prácticamente al precio que quieran (según nos dijo nuestro guía que nos advirtió y devolvió los pañuelos de los inocentes que sí los habían aceptado).
Lo que más coraje me da es que realmente, si no fueran como son, hubiera comprado más cosas. Estoy segura. Hubiera regateado a muerte, porque te das cuenta (después de que te han timado, más o menos, la primera vez) que los precios que te piden en un principio no tienen sentido, pero hubiera comprado. Al menos un recuerdo en cada templo. Tenía mucha gente a la que traer regalitos y me hubiera gustado ir comprándolos poco a poco, pero es que no me dieron oportunidad. Deberían replantearse su estrategia de venta, porque no creo que obtengan muy buen resultado.
Tras la visita, volvimos al barco, tomamos el té de las cinco (con pastas, como dice la Reina) nos duchamos, nos pusimos las chilabas que habíamos comprado el día anterior en Aswan, y comenzó la fiesta de disfraces del barco.
Bueno, se me ha olvidado comentar que éste es el templo al que la diosa Hathor, que "vivía" en el templo de Denderah, acudía durante dos semanas al año para estar con su marido, Horus, y tras dos semanas de celebraciones de la fertilidad, se unían mágicamente. (Nada, algo que se inventaron los sacerdotes para sacarle dinero al pueblo, que cuando digo que eran aún peores que los faraones... no os engañaba!)
Bueno, se me ha olvidado comentar que éste es el templo al que la diosa Hathor, que "vivía" en el templo de Denderah, acudía durante dos semanas al año para estar con su marido, Horus, y tras dos semanas de celebraciones de la fertilidad, se unían mágicamente. (Nada, algo que se inventaron los sacerdotes para sacarle dinero al pueblo, que cuando digo que eran aún peores que los faraones... no os engañaba!)
1 comentarios:
Me apenó mucho ver los grabados destrozados de este Templo, y sus techos ahumados por los incendios provocados por los cristianitos, que mucho predicar generosidad y caridad, pero dados a destruir lo ajeno, se las ingeniaban a las mil maravillas.
La foto con Horus nos llevó nuestro buen rato, había colas inmensas. Y, o salías en la foto rodeado de media docena de extraños o tocaba esperar turno pacientemente.
Aquí los comerciantes secuestraron literalmente a una compañera de viaje argentina. Su pobre marido loco buscándola, y allí que la tenían en la trastienda de un comercio estresada y media mareada con tanto acoso. Acabó traumatizada y nos costó horrores hacerla salir del barco en las siguientes ciudades, je, je.
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